¡DARSE PRISA

¡DARSE PRISA
¡DARSE PRISA
Anonim

Los padres modernos, que quieren hacer todo y participar en todo, están muy impacientes con sus hijos pequeños. “Apúrate”, “Ven rápido”, “¿Por qué andas a tientas allí?”, Los padres suelen gritarles a sus hijos. Eso sí, poco a poco, el niño necesita ser introducido en el mundo real, en el que tanto se valora el tiempo, enseñarle a disciplinar y ordenar. Pero estos pasos deben ser pequeños, tan pequeños como las piernas de un niño. Es cruel cuando una madre apresurada acelera la velocidad, que el niño, con todas sus ganas, no puede desarrollar.

A diferencia del padre y la madre, el niño tiene mucho tiempo: para el juego, el descuido y el placer. Este es un privilegio de la infancia, que será cada vez menor con cada nuevo día de la vida de un niño. El niño todavía no forma parte del mundo adulto de metas y aspiraciones, y esto enfurece a muchos padres. Los requisitos de los padres: "Date prisa" o "Haz algo" afectan negativamente al niño, suprimiendo en él la mayor parte del placer que podría recibir de sus movimientos y actividades. La libertad de expresión del niño es reprimida por los padres cuando no confían en el cuerpo del niño para la autorregulación y, en general, sus impulsos naturales.

Dejame darte un ejemplo. En un gran centro comercial, el niño va por detrás de su madre en aproximadamente un metro y medio, la madre, sumergida en un teléfono inteligente, no se da cuenta de esto. El niño examina encantado las ventanas brillantes, se mueve lenta y naturalmente. La madre, que finalmente sintió la ausencia de su hijo a su lado, volviéndose hacia él, le pregunta: “¿Eres normal? ¡Darse prisa! . El niño se congela por un momento y luego trata de alcanzar a la madre, que ha acelerado aún más su paso.

A partir de ese momento, se pierde la gracia del cuerpo y del alma. Además, la actividad cognitiva se convierte en fuente de maltrato materno. Mirar alrededor es un gran lujo y peligro. Así es como se forman las personas no iniciadas, obedientes y sin imaginación. Gente que solo sabe una cosa: hay que caminar rápido, encorvado, mirándose los pies y con la boca cerrada. El Espíritu Roto no es solo una metáfora, refleja la realidad psicológica que se manifiesta en el cuerpo físico.

Déjame darte otro ejemplo. La madre enfadada, con notas burlonas, le grita a su hijo de unos 4 años: “¡¿Quieres ?! Quieres mucho ". Esta envidia de la madre por las acciones independientes del niño, que se permitió querer o hacer algo, provoca una explosión de rabia. El contenido de la ira y el tono burlón es comprensible: "¿Por qué habrías de ser libre de espíritu si mi propio espíritu está quebrantado?"

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