Carácter Masoquista

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Video: Descripción carácter masoquista 2024, Mayo
Carácter Masoquista
Carácter Masoquista
Anonim

Las personas con un carácter masoquista se muestran suaves, comprensivas, un poco tímidas. Detrás de esta encantadora fachada, hay discernimiento, sospecha y control. Son muy persistentes en el logro de objetivos y extremadamente pacientes. Trabajadores ideales en estructuras burocráticas, ya que pueden realizar trabajos aburridos durante mucho tiempo.

El trauma de una persona con carácter masoquista se forma en familias donde la voluntad del niño está severamente reprimida. Una madre cariñosa pero dominante o ansiosa rodea la función natural del cuerpo con excesiva atención y control. Alimentación forzada, manteniéndose en la olla durante horas hasta obtener el resultado, durmiendo estrictamente en horario. Todos los esfuerzos se dedican a la observancia de la rutina y la disciplina diarias. Se ignora la opinión del niño, se castiga la resistencia.

El arsenal de métodos de crianza abarca desde las burlas (esta combinación especial de disposición y crueldad) y la manipulación de la culpa, hasta la humillación y el abuso físico. Todo esto le muestra al niño desde la primera infancia que sus deseos y necesidades no son importantes, que su valor es muy relativo y, en la mayoría de los casos, significativamente más bajo que el valor de los deseos y preferencias de los demás.

Estos niños se vuelven lo más controlables posible, no exigen nada, hacen lo que dicen, no les importa, no tienen su propia opinión y sentido de autoestima, pero aprenden a aguantar.

Los masoquistas están crónicamente insatisfechos con sus vidas. Al mismo tiempo, evitan diligentemente todo aquello que pueda mejorarlo. Permanecen con sus socios destructivos, continúan sus carreras en una profesión a la que su alma no miente. Estas son personas que supuestamente son sus propios peores enemigos.

Su capacidad para soportar una incomodidad prolongada se eleva al rango de virtud. El autocontrol se considera la norma y requiere lo mismo de los demás. Los ciudadanos que tienen la osadía de atender sus necesidades e intereses despiertan rabia y envidia en el masoquista.

Muchos pacientes masoquistas informan que sus padres se interesaron emocionalmente en ellos solo en el momento del castigo. Esto explica su creencia de que el amor solo se puede recibir presentando su sufrimiento.

El masoquista se caracteriza por una violación de la conexión con su propio cuerpo. Esto se expresa en rigidez e incomodidad general. Una gran cantidad de agresión no expresada se concentra en la tensión muscular y no se realiza. Tratar de relajarse conduce a un aumento de los niveles de ansiedad.

Signos de carácter masoquista.

- Intolerancia a la soledad.

Las personas de carácter masoquista no soportan la soledad y están dispuestas a sacrificar sus intereses, incluso la seguridad, para evitarla. Las mujeres que permanecen en relaciones destructivas con hombres agresivos son un excelente ejemplo de esto. El miedo a estar solos es tan intenso que eligen soportar el abuso emocional (y a veces físico) de la ruptura.

-No expresar agresión directamente.

Cuando era niño, al masoquista le estaba estrictamente prohibido mostrar ira recíproca; los padres lo leían no como un intento de defenderse, sino como una desobediencia. Como resultado, aprendió a mostrar agresión de forma encubierta, en formas manipuladoras. Resentimiento silencioso sin dar razón, ignorando, sufrimiento callado con reproche. El espacio de comunicación se llena de culpa e irritación tóxicas, que van al que no lo soporta y decide aclarar la situación. Así, al provocar a otros, el masoquista se deshace del enorme volumen de tensión y descontento internos que se acumula constantemente.

-Imposibilidad de decir que no.

Las dificultades para expresar su propia agresión están asociadas con la insensibilidad del masoquista a violar sus límites. Le resulta difícil entender dónde terminan las necesidades, deseos y peticiones de otras personas, y dónde comienzan sus derechos personales a la libertad, al rechazo y a sus propios deseos. Es difícil para un masoquista decir “no”, “no puedes hacer eso conmigo”, entonces en el mejor de los casos dejan de notarlo, en el peor comienzan a humillarlo y usarlo.

-Prohibición de divertirse

El masoquista suele darse cuenta de que su estilo de vida es aburrido, que le falta espontaneidad. Preferiría más aventura, libertad, pero no dirige su energía hacia la consecución de estos objetivos.

Esto se debe a la prohibición interna de recibir placer. Es una amenaza para el masoquista y su experiencia genera un sentimiento de culpa y miedo al castigo. Una manifestación consciente de esto puede ser la moralidad o la religiosidad.

El objetivo de la terapia para el paciente masoquista es desbloquear la agresión reprimida, legalizar la oportunidad de disfrutar de la vida sin sentirse culpable. Devolviendo la capacidad a la espontaneidad y la autoexpresión.

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