Qué Es El Hogar En El Mundo Moderno: Cómo Comenzamos A Percibir El Lugar Más Seguro Del Mundo

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Anonim

AMARRE FIABLE

El deseo de tener su propio lugar especial en el mundo es una parte integral de la naturaleza humana. Piense en un apartamento, una mansión, un granero o al menos un terreno que considere su hogar. Escuche las imágenes, olores, texturas características que asocia con este lugar. Cada persona tendrá su propio conjunto de sensaciones. Sin embargo, estamos unidos por la sensación de comodidad y seguridad resultante, el deseo asociado de regresar a casa más amplio que cualquier diferencia racial y social.

Según el neuroantropólogo John S. Allen, los mecanismos evolutivos están en el corazón de este fenómeno. En la naturaleza, dormir es una actividad peligrosa, por lo que los primates superiores, como los orangutanes, construyen una especie de nido en lo alto de los árboles, donde los depredadores no pueden llegar. Así, los antiguos monos pudieron mejorar la calidad del sueño, lo que contribuyó al desarrollo de un cerebro más perfecto.

El segundo significado de la casa para la formación evolutiva de una persona es la capacidad de desconectarse del mundo exterior: recordar algunos eventos, reflexionar sobre el futuro. Cuando una persona está inmersa en la seguridad de su propia casa, las circunstancias perturbadoras fuera de la ventana le molestan mucho menos, existe la posibilidad de explorar su mundo interior.

Por último, la casa cumple una función social: es el lugar donde se alojan familiares y amigos cuando vas a cazar, donde el fuego se sustenta mediante esfuerzos conjuntos. Un hábitat estable permitió que las primeras personas formaran grupos, de los cuales nació gradualmente una sociedad estable.

JUNTOS POR SEPARADO

Los tiempos están cambiando, hoy en día muchas menos personas se esfuerzan por llevarse bien con toda la familia bajo un mismo techo. En busca de estudio y trabajo, los jóvenes se trasladan a otras ciudades donde no hay conocidos y todo es ajeno. Los padres se pelean con sus hijos, los cónyuges se divorcian, la situación financiera obliga a intercambiar apartamentos: todos tienen sus propias circunstancias. De una forma u otra, la imagen de un pueblo amistoso parece haberse quedado en el pasado, ahora es cada hombre por sí mismo. ¿Es posible revivir la sensación de un hogar en las nuevas cuatro paredes?

La psicóloga estadounidense Bella De Paulo, en su libro Cómo vivimos hoy: en busca de una nueva definición de hogar y familia en el siglo XXI, ofrece soluciones audaces que deberían cambiar la triste imagen del aislamiento actual del hogar. De Paulo estudia las comunidades suburbanas estadounidenses tradicionales, dominadas por divorciados, jubilados o solitarios comprometidos. Este entorno le parece perjudicial: vivir sola en una casa no es económico, y la gran distancia entre las cabañas lleva a que sea en las comunidades suburbanas donde las relaciones amistosas entre vecinos se establecen con menos frecuencia. En su opinión, el espacio de vida óptimo son los vecindarios que están ocupados por grupos de amigos, en lugar de familias individuales. En este mundo ideal, los inquilinos tienen sus propias casas, pero se reúnen para comer en común, hacer tareas domésticas en común o simplemente para compensar la falta de comunicación.

Si bien hay muy pocas comunidades de este tipo en el mundo real, hacen un buen trabajo al ayudar a restablecer el equilibrio entre las aspiraciones conflictivas de independencia y comunicación. Me pregunto cómo se aplica este modelo a nuestras realidades y si hay espacio para la imaginación a la hora de crear un espacio significativo para la vida.

MI AMOR

Tendemos a tratar nuestros lugares preciados como personas vivas: valoramos nuestro hogar, lo extrañamos y ponemos tanta energía en él que a veces no podemos dedicar ni siquiera a familiares y amigos. El neuropsicólogo Colin Ellard, autor de El secreto del alma: psicogeografía de la vida cotidiana, está convencido de que las emociones reales nos conectan con casas y locales específicos y que pronto la relación con las casas comenzará a desarrollarse a un nivel diferente. Según Ellard, el hogar ideal le brinda los mismos sentimientos de seguridad y apertura que una relación cercana y de confianza con una persona. Las personas se esfuerzan por sentir que pueden comportarse libremente, que serán aceptadas y no condenadas, y así es como nos sentimos en nuestro propio hogar.

Además, en casa nos sentimos propietarios y tenemos la oportunidad de controlar la situación que nos rodea. El apogeo de este deseo de control fue la creación de tecnologías inteligentes para el hogar: con un botón o usando una aplicación en el teléfono, puede controlar cualquier equipo, desde un termostato hasta un hervidor eléctrico. Una casa así sabe aprender y adaptarse a las preferencias de su dueño. Ya existen tecnologías que permiten que un solo controlador encienda solo sus estaciones de radio favoritas, seleccione recetas según su gusto en los recursos de la red, recuerde la elección de compras en las tiendas en línea e incluso las haga por usted. ¿Significa esto que la casa comienza a amarte a cambio?

Como sugiere Colin Ellard, en el futuro, la casa puede aprender a reconocer nuestras emociones y, por ejemplo, crear un nivel de iluminación más cómodo para el inquilino molesto u ofrecer una taza de té. Pero el otro lado de este proceso es la pérdida de ese mismo control. ¿Qué pasa si en casa quiero expresar libremente mi enojo o tristeza para que nadie intente ayudarme a alejarme de ellos? Por eso, para algunas personas, la idea de un hogar comprensivo solo provoca irritación y aprensión.

OFICINA EN APARTAMENTO

Si su hogar ya no es solo un lugar para descansar y dormir, es hora de equipar adecuadamente su lugar de trabajo. Los psicólogos ambientales y espaciales sostienen que la forma de pensar y la productividad están directamente relacionadas con el entorno, así que tome algunos consejos: Delimite zonas. La distracción durante el trabajo puede ser ineficaz, así que mantenga su área de trabajo alejada de televisores, cocinas o lavadoras. El proceso inverso también es importante: trata de no dejar recordatorios del trabajo junto a la cama, de lo contrario arriesgas la calidad de tu sueño. No ensucies la casa. La rigidez interfiere con el libre flujo de pensamientos, ya que parte de los procesos cerebrales se dedica a explorar el espacio. Al mismo tiempo, vivir en una caja blanca vacía también es incómodo. La solución ideal es dejar elementos motivadores como fotos familiares o premios por logros profesionales en el lugar de trabajo. Dale libertad a la naturaleza. Las investigaciones muestran que los empleados que tienen una ventana en su oficina trabajan de manera más eficiente y que caminar afuera aumenta la producción de endorfinas y fomenta el pensamiento creativo. Para inspirar a su cerebro con motivos naturales, opte por muebles de madera y pisos texturizados, pinte las paredes en deliciosos tonos de verde y asegúrese de tener dos o tres plantas vivas a la vista. Mantenga los niveles de ruido al mínimo. Trabajar en completo silencio no es muy productivo, porque el cerebro se vuelve mucho más receptivo a cualquier sonido, incluso menor, y se distrae más fácilmente. Reproduzca programas o sonidos de la naturaleza que simulen el monótono zumbido de los lugares públicos.

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