Y El Niño Se Volvió Transparente

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Y El Niño Se Volvió Transparente
Y El Niño Se Volvió Transparente
Anonim

El cuento del niño transparente

Una vez, en una familia muy próspera, nació un niño. Lo esperaban desde entonces, cuando los futuros mamá y papá se conocieron, se enamoraron y decidieron formar una familia. ¡Habiendo aprendido que tendrán un hijo, organizaron unas verdaderas vacaciones en su honor! Y luego, durante otros nueve meses completos, lo esperaron, imaginando a cuál de ellos se parecería.

¡Y sucedió el milagro! Todos los familiares se reunieron en su casa para felicitar a los padres jóvenes y saludar al Niño. Estaba acostado en una habitación soleada, una fila de invitados sonrientes y agonizantes rodeaba la cama blanca como la nieve, el mundo entero lo admiraba y amaba en ese momento.

Así comenzó su vida, llena de atención y amor. Todos los días, mi madre le sonreía, le cantaba canciones y le daba de comer una deliciosa leche. Papá, al regresar del trabajo, primero se apresuró hacia el Niño, le estrechó suavemente su manita y le dijo lo aburrido que estaba. El mundo lo amaba.

El niño jugó con juguetes, aprendió a caminar e incluso pronunció las primeras palabras. ¡Ah, y fue un placer cuando dijo por primera vez "mamá-papá"! Los padres llevaron a cabo un baile redondo a su alrededor, mamá lo llamó con palabras cariñosas y lo abrazó, papá lo tomó en sus brazos y lo tiró al techo … El mundo lo amaba.

Día tras día, el Niño crecía y en ocasiones incluso recorría la casa, en la que casi no había rincones inexplorados. Ya podía permanecer durante algún tiempo en su habitación a solas consigo mismo. Los padres pronunciaron cada vez más las palabras:

- Ya eres grande, juega tú mismo.

El niño amaba a sus padres y obedientemente jugaba con juguetes. A veces se acercaba a mamá o papá para contarle algo, mamá y papá escuchaban, asintían e incluso decían lo genial que era. Pero sus miradas lo miraban al mismo tiempo, y como a través de él. El niño incluso ideó un juego especial: pararse frente a mamá o papá, sin decir nada, fingir que no lo está y contar cuántos minutos tomará para que lo noten.

¡Y la madre empezó a arreglárselas para mirar al Niño y no verlo! ¡Y el Papa! Sólo una vez, cuando el Niño rompió la taza favorita de su madre, la invisibilidad no funcionó, y tuve que escuchar palabras muy desagradables … "Bueno, - decidió el Niño, - me entrenaré y me volveré completamente transparente". Se acercó a sus padres en la sala de estar, se paró junto a ellos y se quedó de pie un buen rato, viéndolos leer el periódico, ver la televisión, hablar por teléfono …

A veces se acercaba al espejo para asegurarse de que el contorno de la habitación se mostraba cada vez más claramente a través de su imagen. Hizo esto hasta que nada se reflejó en el espejo excepto muebles. Sucedió…

La familia se reunía todas las noches para cenar, todos compartían la noticia, se deseaban buenas noches y se iban a sus habitaciones. La vida transcurrió tranquilamente, hasta que una noche sucedió un evento terrible: ¡mi madre se encontró con un fantasma en una habitación vacía!

Estrictamente hablando, no había ningún fantasma, simplemente chocó con algo invisible, pero muy tangible. ¡Oh, y hubo un grito! En primer lugar, la madre temía por el Niño, corrió por la casa, no lo encontró por ningún lado y se echó a llorar. Papá salió corriendo de su habitación, dieron dos vueltas por toda la casa, se gritaron, llamaron al Niño y le suplicaron al Fantasma que se lo devolviera.

Seguían dando vueltas por la habitación, con los brazos extendidos, cuando de repente la mano de papá tocó algo cálido e invisible … Papá se detuvo, tocó el aire, lo acarició, lo acarició un poco más … Sus ojos miraban con todas sus fuerzas al espacio vacío en el medio de la habitación. Mamá se acercó y comenzó a ayudar a papá a mirar.

Observaron durante mucho, mucho tiempo. Hasta que empezaron a ver algo, casi transparente, emergiendo lentamente y transformándose en su Niño. Y así se manifestó plenamente, sonrió y dijo:

- ¡Oye! ¡Te extraño!

Se abrazaron, todos lloraron juntos, mamá y papá le dijeron al niño cuánto lo amaban y cuánto temían haberlo perdido para siempre. Y sacaron un gran pastel de la heladera para celebrar

cita.

Desde entonces, el Niño no ha vuelto a jugar con la transparencia.

* foto tomada de Internet.

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