Ir O No Ir ¡a Un Psicólogo

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Anonim

Muchos clientes, que vienen a la primera sesión, hablan de lo difícil que les resultó acudir a un psicólogo. Difícil podría significar miedo o vergüenza, o "sí, puedo manejarlo yo mismo".

Entiendo muy bien a la gente en este momento, porque recuerdo cómo me sentí yo mismo cuando decidí buscar la ayuda de un psicólogo.

Te contaré mi historia y mi experiencia de la primera visita a un psicólogo.

Hace unos 5 años, estaba en una situación difícil para mí: estaba enamorado, la relación con una persona no funcionaba y estaba lo más confundido posible: qué hacer, adónde ir, qué estaba pasando en general. Entonces me recuerdo a mí mismo como una completa “pérdida”.

Cuando se probaron todos los medios disponibles (comunicación con amigos, puenting, peleas y conflictos, enfrentamientos interminables, lágrimas), me di cuenta de que era hora de probar algo alternativo. Parecía esta alternativa buscar ayuda de un especialista, y comencé a buscar una persona con la que quisiera compartir mi problema.

¿Estaba asustado y avergonzado de ir a la primera reunión? ¡Sí! No tenía miedo de ir, recuerdo la primera conversación telefónica en la que lo intenté, cómo podía explicar lo que necesitaba y lo asustado que estaba. Y todo esto a pesar de que la especialista a la que recurrí me era familiar (una vez tuve una consejera en el campamento) y confiaba lo suficiente en ella.

De qué tenía miedo:

  • Condenación. Escuche su historia: "Oooo, da esto, cómo fue posible, en general, llegar allí" o "esto está mal, no puedes hacer eso".
  • Rechazo: "bueno, no, con tal persona y con tal situación no voy a trabajar, vamos, manejate",
  • Coacción a algunas acciones inapropiadas para mí: "entonces, así es como necesitas hacer esto y aquello", "levántate y vete", "yo sé mejor",
  • La inutilidad de la terapia, que "nada me ayudará".

Al recordar ese estado mío, me doy cuenta de lo importante que fue, sobre todo en la primera etapa, ser comprendido y aceptado con todas mis lágrimas, mocos y vivencias.

Como resultado, a pesar de mis miedos, fui "a la batalla" porque me sentía muy mal y me di cuenta de que estaba tan perplejo que solo necesitaba ayuda.

Creo que fue muy importante para el éxito de nuestro trabajo entonces que estos miedos e inquietudes mías fueran el tema de nuestras conversaciones con la psicóloga, especialmente las primeras. Esto me permitió abrirme y comenzar a confiar lo suficiente en la persona para comenzar a compartir mis dificultades. Como resultado, recibí tanto aceptación como apoyo, un ambiente de confianza en el que puedo hablar de todo y ayuda profesional en un asunto que me preocupa.

Ahora recuerdo ese momento de mi vida como un punto de inflexión, porque fue entonces cuando revivió mi amor por la psicología y, como resultó, comenzó mi carrera como psicoterapeuta. Pero esa es otra historia.

Sí, esta es mi experiencia personal, y la comparto en apoyo de quienes enfrentan el miedo de acudir a un psicólogo y no saben cómo lidiar con ellos. ¡Venga, hable de ellos, discuta sus dificultades, si ya se han probado todas las otras formas!

Estaré encantado de responder preguntas sobre el tema de la publicación, si surgen)

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