El Mundo No Me Obedece Ni Como Detener La Agresión

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Anonim

El experto estadounidense en el campo de la agresión y sus manifestaciones, John Burns, como resultado de muchos años de investigación, afirma que la agresión es un mecanismo de autoinicio que procede como un proceso de escalada.

El autor dividió el crecimiento del estado de agresión en 9 etapas. Para cada etapa, ciertos signos son característicos y, por lo tanto, es posible reconocer la hostilidad a tiempo y prevenir su mayor desarrollo antes del ataque.

Se cree ampliamente que la agresión se desencadena desde el exterior, que alguien o algo puede influir en la aparición y manifestación de este estado.

Pero John Burns demuestra que la agresión es consecuencia de la elección de la persona misma, quien la lanza y la hace girar.

Una persona aprende la agresión observando patrones de comportamiento en la familia, en el círculo social, a través de los medios de comunicación. En la sociedad moderna, la popularidad de la manifestación de agresión se explica por el hecho de que tal comportamiento le permite obtener rápidamente el resultado deseado. Además, las normas "culturales" rusas la apoyan: "¡Devuélvemelo!" - enseñar al niño en el jardín de infantes. También florecen las formas de violencia doméstica: los padres castigan a sus hijos, los maridos golpean a sus mujeres, el dicho es relevante: “Si no eres bim, no eres amado”, etc.

La esencia de la agresión se puede formular con la frase: “ ¡Mi verdad es más fuerte / más / más importante que tus verdades! ”Y cuanto mayor es el nivel de agresión, mayor es la confianza del agresor en el derecho a realizar actos ilícitos. Después de todo, la agresión es una forma de locura inducida con el deseo de evitar la responsabilidad por sus acciones (un estado de pasión).

El primer nivel de agresión se puede sentir o ver a nivel del cuerpo físico: ocurre la CONFIRMACIÓN. Los músculos están rígidos y tensos. Aparece tensión en el comportamiento de una persona, se distancia, su nivel de empatía por el interlocutor disminuye. En el interior siente resistencia a la información que le comunica el interlocutor. Existe una creciente confianza en que "mi información es más precisa / mejor que la suya".

Si notas la manifestación de la primera etapa de la agresión, hazle a tu interlocutor un par de preguntas: "¿Qué peligro sientes en mis palabras, mi propuesta?", "¿Qué opinas de lo que dije?"

El segundo nivel de agresión se manifiesta como persistencia y se expresa en forma de debate, disputa. Una persona fija su atención en su propio punto de vista. Selecciona argumentos solo con el objetivo de demostrar la superioridad de su punto de vista y refutar los argumentos del oponente. Escucha al interlocutor de una manera especial, "filtrando", la tarea principal es usar el discurso del enemigo en su contra.

No se tiene en cuenta la utilidad e importancia de la información del interlocutor. Siendo en un sentido de su rectitud, el agresor literalmente "pisotea" la información del oponente.

Esto se ve facilitado por una disminución de la actividad cerebral debido a una gran cantidad de adrenalina en la sangre. La adrenalina contrae los vasos del cerebro y la persona se vuelve aburrida "ante nuestros ojos".

Puede hacer frente al agresor en esta etapa llamando su atención sobre el hecho de que la información del oponente contiene hechos que son valiosos e importantes para él personalmente, o puede usar la negativa para disputar. No hay necesidad de entrar en una discusión con él, una discusión, de lo contrario continuará demostrando su inocencia y el nivel de agresión aumentará y pasará a la siguiente etapa.

La tercera etapa son acciones en lugar de palabras. Una persona que se encuentra en esta etapa del desarrollo de la agresión comienza a actuar "sin demanda". Entra en la oficina sin llamar, se sienta sin invitación. Puede empujar al oponente fuera del camino, cerrar la puerta. La tercera etapa de la agresión se puede expresar con las palabras: "vete, vete". Las acciones silenciosas mejoran la “imagen de tener razón”, la espiral gira, la agresión se eleva al siguiente nivel.

Evitar la manifestación de agresión solo es posible evitando el contacto o atrayendo representantes del poder (llamar a un guardia a la oficina), o personas que tienen peso, autoridad, importancia a los ojos del agresor (llamar a un hermano, padre).

La cuarta etapa es la destrucción de la imagen del oponente. Se utilizan palabras y comportamientos que destruyen la autoridad del “enemigo” para su círculo cercano de contactos (familia, colegas, amigos). Se hacen comentarios sarcásticos, cáusticos o irónicos al interlocutor. Los alumnos a menudo "impulsan" a los profesores, poniéndolos en una posición humillante e impotente frente a otros estudiantes.

En esta etapa, el agresor expresa claramente su falta de respeto por el oponente, deja de verlo como una persona. Al mismo tiempo, se expresa claramente el deseo de evitar la responsabilidad, que suele expresarse en las palabras: "Estaba bromeando, me malinterpretaste".

Puedes lidiar con el agresor colocándolo en una posición de responsabilidad por las palabras dichas o estableciendo límites: "¿Puedes aclarar por qué me estás contando toda esta negatividad?"

Si no se puede prevenir la escalada, el agresor pasa a la siguiente etapa.

La quinta etapa de la agresión es la "pérdida de prestigio" forzada. La tarea del agresor es destruir la autoridad de una persona no solo para un círculo cercano de personas, sino también públicamente.

Palabras de insulto y humillación, una lista de errores, errores y fracasos en el pasado vuelan al oponente.

La forma de enfrentarse al agresor: demostrarle que el interlocutor es una persona, una persona respetada.

Y para volver su atención a la pregunta: ¿qué confianza tiene en su justicia, en su punto de vista? Incluso una pequeña duda que se ha infiltrado en la mente del agresor puede "cambiar la ira en misericordia".

Cabe recordar que sus acciones están bajo la influencia del Código Penal.

La sexta etapa de la agresión es el ultimátum. El agresor hierve de justa indignación y se vuelve hacia amenazas directas. Tiene sentido hablar sobre los poderes del código penal y sugerir llamar a la policía.

La séptima etapa es la etapa de golpes destructivos limitados (el ofensor golpea en la periferia): golpe en la espalda, bofetada en la cabeza, bofetada en las manos. Propósito: causar dolor al oponente, hacerle sentir la fuerza del agresor.

Típicamente:

  1. Pérdida del control verbal: una persona se confunde con las palabras, pierde "la falta de habla" o "lleva tonterías".
  2. Un exceso de adrenalina provoca la centralización de la circulación sanguínea: la sangre fluye desde la periferia hacia el centro (corazón, cara). Las manos comienzan a adormecerse, lo que se manifiesta en el hecho de que el agresor comienza a apretar los puños.
  3. Aparece la "visión de túnel": el agresor solo ve a la víctima. La visión periférica no funciona (no se dará cuenta si alguien golpea por detrás).
  4. Pérdida de la audición. Una persona en esta fase del desarrollo de la agresión no solo es incapaz de escuchar al oponente (víctima), NO OYE en absoluto, ni siquiera el sonido de un disparo.

Métodos para evitar la agresión:

Blindaje. Debe haber objetos grandes entre el oponente y el agresor (mesa grande, sofá).

Fuera de vista. Puede dejarlo por completo o pararse a un lado.

Llamar a la policía. En esta situación, es posible que se produzcan lesiones leves.

La octava etapa es el ataque para ganar. El agresor comienza a golpear a la víctima para derrotarla: en la cara, en el estómago, en la ingle. Golpeará hasta que la víctima se desmaye o muera.

El grado de idiotez alcanza el 99%, como el de Iván el Terrible, que mató a su propio hijo.

Al mismo tiempo, el agresor, golpeando hasta la muerte a la víctima, se cuida: esquiva golpes, intenta golpear con los pies u objetos para no lastimarse las manos, etc.

Se pueden utilizar medidas de autodefensa: bote de gas, pistola paralizante, bastón, hospitalización forzada.

La novena etapa es el abismo. Mata al enemigo en detrimento de su propia integridad, sin prestar atención a sí mismo, según el principio: "Me doblegaré, pero tú, bastardo, también morirás". Completa locura.

Cuanto mayor sea el nivel de agresión, menos podrá el agresor ver en la víctima una persona, una personalidad

En la novena etapa, no hay ningún hombre frente al agresor: él ve "escoria que debe ser destruida a cualquier costo", incluso a costa de su propia vida, libertad, salud.

Solo hay una salida: disparar a matar.

  • Para hacer frente a su propia agresión, es importante aprender a frenar la reacción automática en el momento de tensión, en la primera etapa de hostilidad. Recuerde que solo está en su poder no hacer girar el volante hasta el punto de no retorno.
  • Si te enfrentas a la hostilidad, toma medidas urgentes de acuerdo con el grado de agresión: vete, huye, llama a la policía.
  • Si fue testigo de la manifestación de agresión, no se pare frente al agresor; hágase a un lado, haga preguntas que ayuden al atacante a dudar de su rectitud y a ver a la víctima como una persona. Si se requiere una intervención directa, en la séptima etapa de agresión, puede acercarse al atacante por detrás o desde un lado y golpear para aturdir. No es necesario esperar la transición a las acciones violentas del agresor: pedir ayuda.

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