El Lado Oscuro Del Liderazgo

Tabla de contenido:

Video: El Lado Oscuro Del Liderazgo

Video: El Lado Oscuro Del Liderazgo
Video: El Lado Oscuro del Liderazgo 2024, Mayo
El Lado Oscuro Del Liderazgo
El Lado Oscuro Del Liderazgo
Anonim

¿Por qué queremos tantos seguidores? ¿Por qué hay tantos gerentes, artículos de fomento del liderazgo y estrategias orientadas a los seguidores?

Hoy, la realización humana está determinada por dos criterios: dinero y seguidores. Cuantos más seguidores tenga una persona, más confianza le mostraremos.

Recientemente, noté que de varios videos similares, elijo el video con más vistas. Sin embargo, al analizar críticamente mi elección, me doy cuenta de que, en mi experiencia personal, el número de visitas rara vez se correlaciona con el contenido, el valor estético o informativo del material.

¿Por qué estamos tan ansiosos por ser líderes?

Krishnamurti comentó una vez: ¿Se necesitan líderes en una sociedad donde todos se sienten lo suficientemente fuertes como para tomar decisiones por sí mismos?

Se necesitan líderes para guiar a las personas que no pueden guiarse a sí mismas

La necesidad de líderes surge naturalmente en una sociedad en la que la voz de una tercera persona parece tener más peso que la suya.

Estamos acostumbrados a depender de otras personas. Estamos esperando que la otra persona nos diga cómo será mejor. Solo nos parece que tenemos libertad de pensamiento, porque en las decisiones cotidianas tenemos relativamente éxito: nosotros mismos determinamos a qué restaurante ir, qué película ver. Por qué presidente votar. Al mismo tiempo, debido a la existencia de una forma de pensar "quién soy yo, prefiero confiar en un experto", devaluamos nuestra propia intuición, nuestro sentido interior de la corrección. Tomamos decisiones basadas en la razón e ignoramos el sentido de la acción correcta. La mente, informada desde el exterior, trasciende el sentido de la acción correcta. Esto se debe a que no se nos enseña a confiar en un sentido de acción correcta.

La intuición, en comparación con la mente omnisciente, se descarta a nivel colectivo. Este sentimiento esquivo, difícil de localizar, nos acompaña allá donde vamos. Sin embargo, en una cultura en la que desde la primera infancia se nos enseña a confiar en adultos, profesores y profesionales de su campo que saben cómo hacerlo mejor, y no a aprender a comprendernos a nosotros mismos, a observar y a sacar conclusiones basadas en la experiencia directa y directa de la interacción con realidad: el conocimiento directo interno de las personas está atrofiado. En lugar del conocimiento directo, la intuición, nos guiamos por el sentido común, la razón, la sabiduría convencional, la verdad social. Confiamos en las verdades desarrolladas en nuestra cultura y devaluamos nuestro sentido interno del bien y del mal. A menudo, nuestro conocimiento directo interno contradice la "verdad" que viene del exterior. La devaluación del conocimiento directo personal agrava el sentimiento en el alma de una persona de que no es capaz, no puede resolver los problemas que surgen en el campo de su responsabilidad.

Por dentro, debes estar de acuerdo, siempre sabes actuar correctamente. Fuera, sin embargo, hay una aplastante coalición de expertos que hablan sobre lo que se debe hacer.

El propósito de mi material no es instarlos a devaluar la opinión de los científicos, entre los que realmente hay muchas personas apasionadas por su trabajo, interesadas en mejorar la vida de cada individuo. El propósito de mi trabajo es inducirlos a ver que su instinto personal, el conocimiento directo, la intuición tiene el mismo valor en la interacción con la realidad tangible, como el conocimiento que viene del exterior.

En el momento de nuestro desarrollo, debido a la crianza recibida, es natural que una persona reprima su voz personal y siga impecablemente la experiencia de otras personas. Con el tiempo, las voces de otras personas se vuelven dominantes en nuestra experiencia de vida. A partir de estas voces se forma un filtro a través del cual percibimos la realidad.

El deseo general de administrar, liderar, ser famoso, conocido está dictado por la falta generalizada de confianza en uno mismo, en la verdad personal; incapacidad para sentirse autosuficiente, confirmada en su corrección interior. Luchar por la fama es un fuerte grito: ¡escucha! ¡Mi verdad es verdad! Este es un intento de demostrarnos a nosotros mismos que tenemos razón, que nuestro punto de vista tiene derecho a existir.

Cuando la gente expresa amor por nosotros, nos acepta, obtenemos la experiencia perdida de la aceptación total de nosotros mismos tal como somos. Y aunque esta necesidad es normal y es la principal entre las motivaciones humanas, a menudo adopta formas de expresión que no pueden llamarse mentalmente saludables y equilibradas.

El deseo de controlar a otras personas y la forma en que nos perciben proviene de una sensación de inseguridad. Cuando sentimos que el mundo entero está en nuestra contra, surge un deseo natural: protegernos de su presión. Queremos controlar lo que otras personas piensan y dicen de nosotros. La ilusión de este control se crea a través de la promoción masiva de la personalidad en las redes sociales, ganando seguidores.

La otra cara de esta actividad es la sensación de que su imagen ante los ojos de los demás debe mantenerse constantemente. La presión que ejerce esta actividad sobre una persona es inexpresable con palabras.

¿Qué se debe aprender de esta reflexión?

  1. El liderazgo no es bueno ni malo. La lucha por el liderazgo es una característica de nuestro estar en el planeta hoy. En su manifestación extrema, este deseo genera una preocupación malsana por la propia personalidad, la necesidad de competir con otras personas. El resultado es que la otra persona se percibe como separada de nosotros: un rival potencial que debemos superar.
  2. Los líderes existen porque en una sociedad inconsciente (no necesariamente siempre así) las personas se sienten inseguras y, por lo tanto, quieren ser dirigidas. Buscamos constantemente a un padre que asuma la responsabilidad de dirigir nuestras vidas. Si un padre falla, siempre se le puede culpar por los errores.
  3. Estamos acostumbrados a depender de terceros para tomar decisiones sobre nuestras vidas a expensas de nuestra brújula interior: la intuición. Tal comportamiento despierta conflictos internos y suscita sentimientos de insuficiencia personal y profunda deficiencia individual.
  4. Necesitamos darnos cuenta de nuestra responsabilidad por lo que está sucediendo en nuestras propias vidas y en todo el mundo. Habiendo visto la realidad en la que nos encontramos ahora, tenemos que mostrar coraje y decirnos a nosotros mismos: sí, lo veo. Desde este estado, ¿qué elijo hacer a continuación?
  5. Cultivar la actividad consciente es nuestro próximo paso evolutivo.

Aquí hay algunos cambios clave que ya se están produciendo en la mente de muchos:

- confianza en la experiencia personal en primer lugar;

- actitud atenta y cariñosa hacia sus emociones, aceptando todas las emociones como sensaciones corporales, viviéndolas;

- conciencia de otra persona como uno mismo (expansión de la conciencia);

- la formación de la conciencia "y, y" (todos los puntos de vista - todo el "yo" interno - tienen derecho a existir, son todos fragmentos de una sola realidad).

Solo si los pasos anteriores se vuelven parte de la experiencia personal de cada persona, podemos volvernos autosuficientes y autorrealizados, conectarnos con nuestro instinto y dejar ir la necesidad de una fuente externa de conocimiento, dándonos cuenta a nivel celular de que la sabiduría más profunda de el ser está dentro de nosotros mismos.

Lilia Cárdenas, psicólogo integral, hipnólogo, terapeuta somático

Recomendado: