¿Estás Escuchando O Escuchando?

¿Estás Escuchando O Escuchando?
¿Estás Escuchando O Escuchando?
Anonim

Érase una vez, un hombre me dijo:

- ¡Escuchame!

Por cierto, es el director de una gran empresa y utilizó con mucha precisión el significado de esta frase.

Sobre el tema de su declaración, existe una expresión de este tipo:

Pensamos una cosa, decimos otra y la persona comprende la tercera.

¿Qué pasa cuando recibimos información?

Mi propia experiencia, la experiencia de los demás, pensamientos que rondan en mi cabeza, conocimiento de libros, varias situaciones similares me vienen a la mente. Y en lugar de escuchar a una persona, reemplazamos su información con la que está dentro de nosotros.

Escuchar al interlocutor es todo un arte. Se trata de desconectarse, hasta cierto punto, de esa parte de nosotros que escucha y acepta todo como es. Ser, en cierta medida, una pizarra en blanco. Sintoniza para aceptar la información que da el interlocutor. Esté preparado para mirarla en la forma en que vino a nosotros. Y solo después de eso es posible conectar todas aquellas partes de nosotros que darán su visión de la información recibida. Para imponerle su opinión.

Creo que en parte interrumpimos a la gente porque no estamos atentos a la conversación. La persona habla y su interlocutor ya tiene su propia opinión sobre sus palabras. En lugar de los pensamientos del hablante, está absorto en sus propios pensamientos. Por supuesto, quiere expresarlos rápidamente. Como resultado, no da derecho a hablar hasta el final y comienza a hablar de sí mismo.

¿Qué tan bien puede escuchar el habla en tales condiciones? ¿Llega la idea del hablante a la mente del oyente?

Del mismo modo, no podemos escuchar los sentimientos de otra persona, sus sentimientos sobre los acontecimientos de la vida. Mira la situación a través de sus ojos. Y en cierta medida devaluamos la actitud personal del interlocutor ante determinadas incidencias.

¿Con qué frecuencia el interlocutor te dice frases como: “bueno, no exageres, la situación no es tanto”, o “vamos, deberías quejarte, mira cómo lo han hecho otras personas”, o “bueno, eso es lo que no pasa”. te conviene, hay tantos todos, puedes envidiar”? A esto me refiero a situaciones en las que contamos algo, y en respuesta se nos habla de una hermosa puesta de sol, delfines en el Océano Pacífico o algo así. ¿Ha tenido tales casos?

Pero estamos cambiando de roles. Hoy no podemos escuchar y mañana no podemos ser escuchados. Pero al mismo tiempo, supuestamente todos escuchan atentamente. ¡Escuche, no es igual a escuchar! Al escuchar, entendemos el tercero, algo nuestro. A veces adivinamos el interlocutor, o estamos muy cerca de eso, ya veces decepcionamos con nuestro malentendido. Escuchando, a veces hablamos como “ciegos y sordos” y en un diálogo así es muy difícil ponerse de acuerdo en algo. Al escuchar, sabemos de antemano lo que nuestro ser querido puede decirnos. Pero todos los días nuestros pensamientos cambian y mañana pensaremos de manera diferente. Al escuchar, se corre el riesgo de perder un contacto único con el interlocutor, que, posteriormente, se convierte en un diálogo formulista.

Es muy importante aprender a escuchar de una manera que escuche. Después de todo, ya conocemos nuestros propios pensamientos. Y siempre tendremos tiempo para expresarlos. Y no siempre existe la posibilidad de escuchar al interlocutor. Y de muchas formas no nos lo damos a nosotros mismos.

¿Hay alguna diferencia para usted entre escuchar y escuchar?

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