Fobia Social: Una Mirada Al Interior

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Anonim

Fobia social: una mirada al interior

Fuera primero.

¿Qué vemos como espectadores? Un joven entra en compañía de amigos / conocidos, saluda (… ya veces no) y se sienta en el borde, un poco más alejado de todos, como si se adhiriera a la distancia más aceptable del centro de miradas, comunicación, algunos tipo de interacciones. Parece estar aquí y, al mismo tiempo, no está aquí. Como si quisiera alejarse de aquí, quedarse aquí … Calla, y solo habla cuando se vuelven hacia él, mientras que, si esto llama la atención de todos, se avergüenza. Sus frases son breves, lacónicas y monótonas. Prácticamente no muestra emociones y de todas las formas posibles evita llamar la atención. Lo vemos en una situación diferente: camina por una calle concurrida, se puede rastrear cierta rigidez en su marcha, a veces cojea debido al aumento del tono de los músculos de las piernas. Hay tensión en su rostro. Todo cambia cuando está en un lugar donde no hay mirada de otra persona. En este lugar llega la calma y la relajación.

Lo que sucede adentro son eventos internos.

¿De qué se llena el ambiente interno de esta persona en el episodio de manifestación de fobia social? Tan pronto como se da cuenta de que es visible para los demás, se desencadena un cierto modelo de pensamiento (que, en esencia, es tóxico y desadaptativo), acompañado de la activación del sistema simpatoadrenal. Propongo considerar el modelo de pensamiento de esta persona.

Una persona entra en una habitación en la que hay varias personas presentes. La presencia de personas (detonante externo) y la constatación de que actualmente se está convirtiendo en un objeto de atención y evaluación (detonante interno) desencadena un modo de expectativa ansiosa. Desde el punto de vista del enfoque metacognitivo, la base de la fobia social es el síndrome cognitivo-atento (CAS), que consiste en ansiedad y rumia, control de la atención inflexible y fijación en las amenazas, estrategias de afrontamiento improductivas como la evitación.

En nuestro ejemplo, se ve así. Una vez que un joven con ansiedad social se encuentra en una situación de potencial valoración social, se activa el CAS. Saluda a los presentes (entrando así en una situación de autopresentación), ya con esta acción es posible un procesamiento conceptual excesivo en forma de ansiedad, que se acompaña de una cadena de pensamientos verbales “¿Y si no quieren? salúdame”,“¿Qué pasa si no les agrado?”,“¿Qué pasa si huelo desagradable?”,“¿Y si me veo incómodo?”. La atención se centra en estos pensamientos y sentimientos intrusivos, además, el joven se centra constantemente en la imagen de cómo se ve a los ojos de los demás, y en las amenazas en forma de valoración que se le pueden dar. Su monitoreo de amenazas también incluye rastrear la entonación en el habla de otros, si está dirigida hacia él. En general, monitorear las amenazas es un problema, ya que aumenta la sensación de peligro subjetivo, aumentando o manteniendo la excitación emocional.

A pesar de la conciencia de la exageración del peligro, la ansiedad puede aumentar debido a estos procesos. En el transcurso de la conversación, le empieza a temblar la voz y se le seca la boca, tiene pensamientos de que otros se dan cuenta de todo esto y comienzan a reírse de él, que lo condenan. Reaccionando a estos pensamientos con ansiedad o miedo, sus reacciones fisiológicas se intensifican, como temblores, sensación de calor, sudoración profusa, etc. Todo esto aumenta la experiencia de ansiedad como una avalancha. Incapaz de controlar el miedo, encuentra una excusa para abandonar este lugar, tras lo cual la ansiedad cede.

CAS surge de conocimientos y creencias que son de naturaleza metacognitiva. Son importantes las creencias metacognitivas positivas sobre la ansiedad, el seguimiento de amenazas y otras estrategias (que implican la utilidad de preocuparse, o el seguimiento de amenazas como respuesta a estímulos internos), así como las creencias metacognitivas negativas sobre la incontrolabilidad, importancia y peligro de los pensamientos y sentimientos.

En una persona joven, las metacogniciones positivas de la ansiedad son declaraciones “tengo que preocuparme para evitar problemas mayores”, “tengo que preocuparme para estar preparado para el ataque / rechazo”. Las creencias negativas suenan como "La ansiedad está fuera de control", "La ansiedad significa que estoy en peligro".

Como consecuencia, las metacogniciones positivas apoyan el modelo CAS, mientras que las negativas obligan a uno a abandonar los intentos de control, así como a dar interpretaciones negativas y amenazantes de los eventos internos. Debido a que el joven utilizó la evitación para lidiar con sensaciones incómodas, interfirió con el proceso de autorregulación normal y el proceso de aprendizaje adaptativo. Se ha formado un círculo vicioso en situaciones típicas: ansiedad - evitación - alivio - preocupación.

La preocupación repetitiva refuerza la forma habitual de responder, por lo que el joven tiene poca conciencia de esta actividad. Y la fuerza del hábito y la falta de conciencia contribuyen a la sensación de incontrolabilidad de estos procesos mentales.

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